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»¡Lloren ustedes, los que viven en Hesbón,
porque su ciudad quedará en ruinas!
¡Griten ustedes, las que viven en Rabá!
¡Vístanse de luto y hagan lamentos!
Corran de un lado para otro,
dentro de los muros de la ciudad,
porque su dios Milcom y sus sacerdotes
serán llevados a otro país,
junto con sus oficiales.
Ustedes los amonitas se sienten orgullosos
de tener un país con valles fértiles;
confían mucho en sus riquezas
y creen que nadie los atacará.
Pero yo soy el Dios de Israel;
soy el Dios todopoderoso,
y haré que las naciones vecinas
los asusten y persigan por todas partes.
Todos ustedes serán expulsados de aquí,
y nadie podrá reunir a los que huyan.

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